Conviven en la Denominación de Origen Montilla-Moriles, junto con la variedad Pedro Ximénez, la más extendida, otras viníferas de no menos cualidades: Layren, Baladí-Verdejo, Moscatel y Torrontés; cuyos nombres nos hacen recordar a las cultivadas en otras regiones vinícolas españolas, sin que sus características morfológicas sean parejas, quizás por una adaptación de siglos a las tierras y climas de la Denominación de Origen Montilla-Moriles.
Difieren notablemente de la Pedro Ximénez, la riqueza en azúcares de los mostos que proporcionan es sensiblemente inferior, no soliendo sobrepasar los once grados beaumé. De ahí que, mezclados o no con la P.X. se vengan utilizando para la elaboración de vinos jóvenes, afrutados, secos o ligeramente abocados, algunos conservando restos de carbónico, agradables y suaves, excelentes compañeros de buenas mesas.
De color muy pálido y aroma afrutado.
De creación relativamente reciente, son vinos ligeros y afrutados para su consumo rápido.
Es imprescindible acompañando a pescados y mariscos.
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